El 50% de los docentes asegura tener en sus clases a niños
con trastornos de lenguaje. En este artículo distintos especialistas
recomiendan actividades para tratar los Trastornos Específicos del Lenguaje, TEL.
Nicolás, un alumno de 8 años, con TEL (Trastorno Específico del Lenguaje) Mixto de predominio
expresivo, asistió a una escuela de Lenguaje de los 5 a los 6 años. Cursa
segundo básico en una escuela municipal
de la comuna de Recoleta.
El alumno presenta dificultades en el procesamiento de la
información auditiva verbal, en memoria verbal secuencial y en estructuración
de oraciones complejas. Su vocabulario es restringido en relación con su edad y
grupo de pares. Manifiesta deficiencias en la coherencia y cohesión de su discurso,
es decir, falta variedad léxica, uso de conectores y mantención del tópico.
Mantiene su atención y concentración en las actividades
propuestas. Está consciente de los problemas que presenta en el área de
lenguaje, lo que interfiere en su participación en actividades que requieren
respuestas verbales o exposiciones frente al curso, a pesar de lo cual,
manifiesta motivación hacia el aprendizaje.
Su rendimiento es regular. Presenta una lectura silábica y
una comprensión literal de textos simples. Este caso no es un hecho aislado y
se repite con frecuencia en la sala de clases. Lo importante es que el profesor
sepa cómo trabajar con un niño como Nicolás, para que no quede atrás en relación con sus compañeros.
En primer lugar, hay que recordar que el TEL consiste en un retraso en la
adquisición del lenguaje bastante notorio, de por lo menos uno o dos años
respecto de la edad cronológica del alumno. Esto se traduce en problemas
expresivos (a esto se llama TEL
Expresivo) que consisten, por ejemplo, en dificultad para articular los
fonemas de una palabra. Y también pueden coexistir problemas de tipo
comprensivo y expresivo (TEL Mixto),
en que el alumno no sólo tiene dificultades para pronunciar en forma correcta,
sino para comprender aquello que está leyendo o escuchando.
Seguidamente, en segundo lugar, hay que saber cómo trabajar
con un niño de estas características en la sala de clases. “Los
TEL son de diverso grado y ejercen un impacto
importante durante la educación inicial –explica Amanda Céspedes, neuropsiquiatra
infantil de la Universidad de
Chile-. La relación más directa es con el aprendizaje de
la lectura y suele relacionarse con dificultades para adquirir la
conciencia fonológica. Por lo tanto, es de rigor aplicar adecuaciones
curriculares, en especial modificar el ritmo de exigencias en lectura y
escritura”.
Según Geraldine Gibson, educadora diferencial que trabaja en el proyecto de
integración de la Escuela
Principado de Asturias, en Puente Alto, sostiene que en un caso como el
de Nicolás, que tiene TEL
Mixto, es necesario que la profesora de aula haga una adecuación curricular en
lo metodológico. Pero aclara que esta adecuación no tiene por qué ser
significativa, es decir, no tiene por qué consistir en una modificación de objetivos
o contenidos.
Sin embargo, hay que tener presente que, tal como explica Amanda Céspedes, “suele ocurrir
que un niño con TEL en primero básico deba
trabajar con material de apresto para la lectoescritura (material que se
usa en kínder y que inicia al niño en el reconocimiento
de fonemas, en la asociación fonema-grafema y en los primeros trazos de la
escritura u orientación de las letras), o que un alumno de segundo
básico que recién está decodificando, deba trabajar con material de
primero. Lo mismo ocurre en Matemáticas, ya que los chicos con TEL
suelen acceder tardíamente al pensamiento lógico
simbólico”.
A juicio de Geraldine
Gibson las actividades que podría incluir la profesora de Nicolás –que está en segundo
básico- en la adecuación curricular de este alumno, ella explica que, en primer
lugar, “el currículum del curso tiene que ser flexible y diversificado. ¿Qué
significa diversificado? Que hago un currículum tan rico en experiencias de
aprendizaje que todos aprenden, no importa si un niño presenta o no TEL. Ahora,
en segundo lugar, los niños con TEL requieren metodologías no muy distintas al
resto de los alumnos, pero hay una intención de trabajar todos los niveles
lingüísticos del lenguaje y este foco debe estar presente en cualquier
adecuación curricular”.
En opinión de Verónica Pesse, fonoaudióloga, como de Geraldine Gibson, coinciden en que en cualquier adecuación
curricular hay que poner énfasis en actividades que desarrollen el lenguaje
expresivo, en sus tres niveles: fonético-fonológico (praxis, discriminación
auditiva de fonemas), morfosintáctico (por ejemplo, la construcción gramatical
de las oraciones) y el nivel semántico (aquí se debe estimular el correcto uso
de las palabras y la extensión de vocabulario).
Además, es necesario incorporar actividades que desarrollen
el lenguaje comprensivo en sus tres niveles: fonológico (memoria, asociación y
discriminación auditiva), morfosintáctico (comprensión de absurdos,
completación de oraciones) y semántico (estimular el conocimiento de palabras y
temas, desarrollo de vocabulario pasivo).
“La idea es incorporar los niveles lingüísticos al trabajo
de los subsectores de aprendizaje, es decir, que sean dominio no sólo de la
profesora especialista, sino de los profesores que están en el aula para que
puedan ir trabajando intencionalmente, con el contenido -cualquiera sea, de
cualquier subsector- las habilidades del pensamiento y las habilidades psicolingüísticas
–explica Geraldine-. Eso
para mí es central, porque eso no es receta, eso tiene que ver con el manejo
teórico-técnico de lo que yo requiero para trabajar en el alumno”.
Por ejemplo, en una clase de Comprensión del Medio en
segundo básico, al estudiar los animales y su clasificación, en el libro se
presenta una gran variedad de animales y los niños deben escribir los nombres
de éstos en los recuadros que ya están divididos en acuáticos, terrestres y
aéreos. Como adecuación de la metodología, previo a esto se pueden realizar
variados juegos lingüísticos:
·
La profesora o un niño dice los fonemas del nombre de un
animal y los niños adivinan de qué animal se trata (aquí se trabaja el nivel
fonológico); pueden separar los nombres de los animales en sílabas.
·
Forman oraciones a partir de un animal dado y cambian el
orden de las palabras dentro de la oración formulada (nivel
morfosintáctico).
·
Caracterizan, describen a los animales y le buscan un
atributo (adjetivo). Por ejemplo, el león es valiente y el tigre feroz (nivel
semántico). Además, se establecen semejanzas y diferencias entre pares de
animales.
Estas actividades no sólo benefician a Nicolás, sino a todo
el grupo curso. Otra sugerencia metodológica que podría desarrollar la
profesora de este alumno en clase es trabajar
el discurso narrativo. La profesora cuenta un cuento o los alumnos leen
un cuento y ella dice a uno de ellos: "Ahora, cuéntamelo tú”. Esto tiene que hacerlo
inmediatamente, para que no haya un problema de memoria, y el niño lo relata
con sus palabras. Evoca, aquí está la memoria. La profesora no se fija solamente
en los errores fono articulatorios, también va a analizar cómo evoca, si usa el
vocabulario adecuado para su edad, cómo estructura las oraciones, si logra
identificar que hay un desarrollo en la historia donde hay un conflicto y un
desenlace.
http://www.educarchile.cl/ech/pro/app/detalle?ID=138311
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