Espantados ante los
crímenes producto de la discordia y desacuerdos cuyos efectos todos hemos
sufrido, estamos próximos a una refundación de la política. Que los efectos
hayan sido desastrosos no es culpa de la política, sino al contrario, de la
inmadurez política de un país harto de sus partidos y dispuesto a lanzarse a un
gran vacío pensando que “el Otro va a solucionar” aquello de lo que depende de
cada quién. Así como de una nueva oligarquía que supone ser la única vía de
solución cuyos argumentos aderezados con sentimientos ante un héroe patrio que
no llega a ser una mera caricatura de de megalómana y prefabricada leyenda, no
responden ante los problemas de educación, trabajo, seguridad y salud que no se
han resuelto.
Han pasado más de dos
décadas y ahora los venezolanos conocemos las posibilidades y consecuencias de
la política mezclada con populísmo y militarismo. Nunca hemos estado mejor
preparados para la más simple de las soluciones, unas elecciones libres. Y hoy
por hoy, la alternabilidad entre las diversas ópticas políticas centradas en un
proyecto de país retumban en nuestras mentes y corazones. Esta tierra sigue
siendo más grande y generosa que nosotros mismos, así que conduzcámonos a la
altura de nuestra historia pero no olvidemos compartir la arepa nuestra de cada
día.
F.J. Peroe (abril, 2017)
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